¡Ya no aguanto más!

Ahora llevo cuatro meses aquí en Barcelona y debo contaros que la vida en Barcelona no es toda diversión. Hay diferentes molestias como en cualquier otra ciudad pero de lo que realmente estoy hasta las narices es de que hay un montón de vendedores en las calles. Están por todas partes en el centro de Barcelona. Es verdaderamente un coñazo. Si quieres disfrutar del sol en la playa, allá están. Si quieres relajarte en el parque de la Ciutadella, allí están. Si quieres dar un paseo por las ramblas, allá están.  No importa donde sea, no se puede sarcarse de encima a ellos. Están en todas partes. Encima justo cuando piensas que no hay unos vendedores y por fin se puede respirar, uno aparece de la nada y te asalta con las llamadas: “ ¡cerveza, agua, refresco!  ¡masaje, masaje! ¿masaje para el little miss?” y demás. Por si no fuera bastante las mujeres que te preguntan si quieres masaje parecen como lesbianas. Es como si intentaran ligar contigo. ¡Es muy repulsivo! Pero lo que más me saca de mis casillas es el sonido de un juguete que los vendedores intentan vender en las ramblas y alrededor del barrio gótico. Me pone atacá ese sonido agudo y lo odio. Hay un vendedor que lleva ropa blanca y su cara es pintada blanco también. El no sólo intenta vender el juguete. El intenta asustarte con sus horripilantes pitidos. Pero, ya está bien, hombre, ya está bien. ¡Ya no aguanto más! ¡No aguanto más! ¡Se acabó! ¡Basta!

Saludos desde Barcelona – Mariane <3